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Los espacios que habitamos; casas, negocios,  oficinas, etc. constantemente requieren adaptación y mantenimiento. Adaptación por insuficiencia de espacio, cambio de uso o simplemente  gozo.  Esto obliga a que las personas continuamente por propia cuenta cambien, innoven o simplemente muevan su mobiliario para sentirse en un nuevo lugar; un

lugar más amplio, más acogedor, más a la moda….,  de lo que se desprende que cualquiera y en cualquier momento puede ser arquitecto, diseñador o constructor;  pero generalmente se llega a la equivocación; los colores no corresponden a la sensación que se desea experimentar, se generan espacios calurosos, fríos, oscuros, sin identidad, etc.

 

Cualquier   persona es capaz de modificar su lugar, pero el arquitecto es capaz de transformarlo desde un estudio antropométrico, estético, funcional y estructural. Puede optimizar cualquier espacio adaptándose  a un presupuesto y  en medio de la ejecución soluciona imprevistos, sugiere materiales, mejora la eficiencia de las instalaciones y sabe con qué trabajador ejecutar lo que el cliente desea.

 

Un arquitecto se preocupa por dar soluciones y garantiza que lo solicitado se ejecute con el personal y los materiales correctos, proveyendo un espacio confortable, con durabilidad, plusvalía, mayor vista y atracción de clientes, mayor productividad en el caso de los lugares de trabajo y sobre todo,  brinda al usuario la tranquilidad  de haber utilizado  su capital de un manera eficiente.

 

 

 

“ Si estuviera enfermo, visitaría a un doctor, si tuviera un problema visitaría a un abogado,  pero si tuviera un sueño contrataría a un arquitecto”.